Ermita de San Antonio de la Florida
La actual Ermita de San Antonio de la Florida es la tercera de las que se construyeron en ese lugar en honor a San Antonio de Padua.
Desde finales del siglo XVII, la ribera izquierda del Manzanares, más allá de donde en 1775 se emplazaría la Puerta de San Vicente, era una agradable campiña muy concurrida por los madrileños los días de fiesta.
La primitiva ermita fue construida en 1720 por José de Churriguera y en 1732 se colocó en ella una imagen de San Antonio de Padua en solemne romería. Desde ese año se celebran las Fiestas de San Antonio de la Florida. A esta ermita, para cumplir la tradición de las modistillas madrileñas, acudían y aún acuden las jóvenes casaderas, el 13 de junio, a pedirle un buen novio al santo.
Historia de las sucesivas ermitas
A lo largo del siglo XVIII, las sucesivas reformas urbanas de la zona obligaron a derribar la Ermita de San Antonio en dos ocasiones y construirla de nuevo en otro lugar.
La primera y primitiva ermita de Churriguera fue derribada años más tarde, en 1768, al realizar la nueva entrada a la Carretera de Castilla. Dos años después, Carlos III ordenó construir una nueva.
Esta segunda ermita fue construida por Francisco Sabatini y todavía duró menos que la primera, pues fue demolida por orden de Carlos IV para comenzar las obras del nuevo Palacio de la Florida.
El rey adquirió el antiguo Palacio de la Florida, propiedad de la marquesa de Castel Rodrigo, para construir el Real Sitio de la Florida, una finca de recreo para esparcimiento de la familia real.
Las obras comenzaron en 1792 y finalizaron en 1798, y en ellas se incluyó la construcción de la nueva y definitiva ermita, que adquiere entonces su nombre actual de Ermita de San Antonio de la Florida. De esta real finca de recreo sólo se ha conservado la ermita, ya que todos los edificios que la poblaban fueron derribados en el siglo XIX para construir la estación de ferrocarril de Príncipe Pío, también conocida como Estación del Norte.
Esta tercera ermita fue diseñada por el arquitecto Felipe Fontana, en estilo neoclásico, con planta de cruz griega, cúpula con linterna sobre pechinas y sobrio aspecto exterior.
Los Frescos de la Florida de Goya
El interior de la ermita fue decorado por Francisco de Goya en el año 1798, por encargo expreso del rey. Seis meses duraron los trabajos de decoración, finalizándose los mismos el mes de diciembre de ese mismo año.
En la cúpula se encuentra la más importante de sus pinturas. En ella se representa uno de los milagros de San Antonio de Padua, que transportado por los ángeles a Lisboa hace que un hombre que había sido asesinado resucite milagrosamente para responder a las preguntas de un juez, atestiguando la inocencia del padre de San Antonio, quién había sido acusado del crimen. Es digno de mencionar y observar como retrató, en una especie de trampantojo, al pueblo de Madrid, que ataviado a la usanza del siglo XVIII contempla el milagro apoyado en la pintada barandilla que recorre la base de la cúpula. El carácter realista de los personajes madrileños retratados y el ambiente exterior de la escena es sin duda lo más característico de tan singular pintura.
La ermita gemela
Para garantizar la conservación de sus pinturas fue declarada Monumento Nacional en 1905 y permaneció abierta al culto religioso hasta el año 1929, que se clausuró al culto y pasó a denominarse Museo de la Real Ermita de San Antonio de la Florida.
Para mantener el culto a San Antonio, tan querido por el pueblo de Madrid, junto a la auténtica ermita se realizó una réplica, siendo obra de Juan Mayo.
Para entonces, esta capilla era además panteón conmemorativo del artista, pues en 1919 se habían trasladado aquí sus restos, traídos desde Burdeos, ciudad donde había muerto en 1828. A los pies del presbiterio se encuentra la tumba de Goya. Hecha de granito, tiene adosada la lápida de piedra caliza que señalaba su sepultura en el cementerio de Burdeos.
La ermita en la actualidad
Patrimonio Nacional propietario de la Ermita de San Antonio de la Florida, cedió su custodia al Ayuntamiento de Madrid en 1987.
Entre 1987 y 1993, se llevó a cabo una campaña de restauración, en la que se realizó la rehabilitación completa del edificio y una primera fase de intervención en los frescos (bóvedas y paramentos laterales, arco de los pies de la iglesia y tres de las pechinas). Entre 2001 y 2003 se llevó a cabo la segunda fase en las zonas restantes. Desde mayo de 2005, fecha de finalización de la tercera y última fase de restauración, estas pinturas pueden observarse en todo su esplendor.